lunes, 2 de agosto de 2010

Los cinco elementos. Cuarta entrega!!

Capitulo 7


Pase mi mirada por todos los espectadores de la habitación preguntando que esperaban. Todos llevaban mirándome desde mi transformación y no habían movido ni un musculo. ¿Están esperando a que diga algo? Con algo de vergüenza me abrí paso entre todos los ángeles que estaban allí y salí de la habitación aun con todos mirándome. Cuando sentí que ya estaba bastante lejos de la sala me arrastre aun más rápido hasta llegar a mi habitación. Lo primero que hice fue cerrar la puerta con llave y luego verme al espejo. No podía creer que me había vuelto a convertir en esta cosa horrible, pero justo cuando hiba a comenzar a llorar como la ultima vez, sentí dolor en mi espalda. Me mire al espejo y me di cuenta que tenia la piel toda desgarrada y aun me salía sangre, no sabía qué hacer y lo primero que se me vino a la mente fue limpiar la herida. Prepare rápidamente la bañera y entre al agua caliente que relajo mis músculos y me hizo arder un poco la herida, luego cogí un botiquín que había encontrado esa misma tarde dentro del baño y me escurrí todo el alcohol por la espalda. Chille cuando me ardieron mucho más las heridas. Justo cuando estaba haciendo eso escuche un chasquido en la puerta de mi habitación, como tenia la puerta del baño abierta pude ver cuando abrieron la primera puerta que he mencionado. Asustada por el hecho de lo que había pasado anteriormente y además de que alguien me viera desnuda trate de hundirme mucho más en el agua hasta que solo quedaron mis ojos fuera del agua.

- ¿Catalina?- Pregunto Gril desde dentro de la habitación, tras el había cerrado de nuevo la puerta con su magia.

- Vete.- Fue lo único que dije y cuando el descubrió de donde procedía mi voz entro al baño. Con mis manos volví a tratar de tapar mi desnudes.- He dicho que te marches.- Le dije, esta vez un poco mas fuerte por el hecho que estaba enfadada pues yo quería respuestas y lo único que hacían las personas a mi alrededor era mirarme.

- Tranquila, yo solo quiero ayudarte. No pasa nada.- Lo mire a los ojos y note que cuando estábamos solos el me miraba con cariño.- Sal de allí y te sanare la herida.- Mientras que decía eso se acerco a las toallas y me paso una. Luego mientras que yo salía el se volteo para darme mi espacio. Voltee a ver el agua donde había estado y me di cuenta que se había teñido de rojo por mi sangre. Yo me acosté boca abajo en mi cama mientras que el se sentaba a mi lado con un botiquín a sus pies.

- ¿Quieres hablar de lo que ocurrió esta noche?- Yo asentí. El con un suspiro trato de mover mis alas lo mas que pudo para que pudiera ver mejor el daño que me habían hecho.- Como te habrás dado cuenta tú no eres normal, en todos los sentidos.- Dijo mirándome a la cara para esperar una reacción agresiva de mi parte pero yo simplemente estaba demasiado triste, todo había sido muy confuso.- Eres hija de humanos y sin embargo la sangre de nuestra raza corre en tus venas. Hace milenios cuando la guerra que les conté se termino, los ángeles mas jóvenes crearon filas a las entradas del castillo del rey para poder ir a pelear en la Tierra, todos estaban muy entusiasmados por conocer el nuevo mundo y además por terminar de destrozar a los malvados.- Hizo una pausa tratando de recordar como había sido esa época y yo pensé que debió de ser muy bonita a pesar de que medio mundo estuviera destruido por la guerra.- El rey lo único que hizo fue decir que haría pruebas y que se llevaría al nuevo mundo solo cuatro almas. Las pruebas duraron años, ese tiempo fue el que utilizaron los malvados para crear su corporación para asesinar ángeles. Por fin cuando el rey tenía sus cuatro elegidos los llevo a la sala mágica del castillo. En el mundo nacían dos magos por cada siglo y estos eran obligados a ir a la torre. Cuando abrieron la puerta que los llevaría al nuevo mundo los cuatro se lanzaron sin saber lo que les hiba a aguardar pero igual emocionados. En ese momento entro en la sala la hija del rey, estaba enfadada porque solo dejaba que hombres fueran a ese mundo, entonces ella inmovilizo a su padre y antes de que llegaran los guardias ella cruzo la puerta y la cerro tras de si. Ella tuvo suerte porque era la segunda del siglo que había nacido como maga, por eso no dejo el paso para otros ángeles hacia la Tierra.

Yo estaba sorprendida de todo lo que me estaba revelando Gril. Aunque estuviera un poco confundida por todo lo que me contaran siempre me parecían historias bonitas, sobretodo esta nueva que había salido a luz. Gril termino de cerrarme la herida con su magia después de desinfectarla y me paso una ropa del segundo ropero que era la que me quedaba bien cuando me transformaba. Yo me senté en mi cama analizando todo lo que me había dicho mientras que Gril se sentaba del otro lado de la cama esperando a las preguntas.

- ¿Que tiene que ver eso conmigo?, pues, ¿De lo que acaba de pasar?- Pregunte un poco confusa. Gril me agarro la mano y sonriéndome se dispuso a hablar.

- Tienes el alma de la hija de nuestro anterior rey, princesa.- En ese momento se me cayó el alma a los pies, eso significaba que en verdad yo era una princesa, la princesa de los ángeles. No podía creerlo, yo siempre había querido ser una princesa pero de Disney no de espectros o lo que sea que seamos. Ahora entendía porque todos en la sala de entrenamiento me miraban con respeto en sus ojos. De golpe lo había entendido todo, la comodidad del cuarto, mi armario de ropa enorme y todo el espacio que había en mi habitación.

- Entonces... ¿Los...los de sangre... mm... real son gigantes?- A Gril le dio gracia lo que acababa de decir y rompió en carcajadas.

- Exacto princesa.- Dijo aun riendo un poco. Yo no sabía si ser princesa hiba ser o demasiado bueno o demasiado malo pero por alguna razón me reí con Gril. Cuando las risas cesaron nos quedamos en silencio un rato que se me hizo eterno. De pronto los dos nos volteamos a mirarnos y note que Gril se había ruborizado un poco, no entendía porque.

- Em... A mí me parece que eres bastante... apuesta con tu forma de ángel.- Dijo agachando la cabeza. Cuando me di cuenta los dos nos habíamos quedado sin que decir y entonces comencé a sentir vergüenza.

- Yo creo que ya es tarde, creo que es mejor que descansemos que comencemos de cero mañana en el entrenamiento.- Dije interrumpiendo nuestro silencio incomodo.

- Si, tienes razón. Ya se hace tarde. Creo que mañana nos irá mejor.- Dijo él un poco rápido. Se levanto de la cama y salió de la habitación.

Yo sorprendida de lo que había pasado esa noche entre él y yo me pregunte si en verdad era apuesta en mi forma de ángel, me levante y me mire al espejo. No, definitivamente no. Era horrible, pero quizá los machos de nuestra especie tenían una idea clara de que ángel era bonito o no. Cansada de pensar me recoste en mi cama con las luces completamente apagadas y antes de quedarme dormida le dedique un pensamiento a mis padres. Me pregunte si la policía ya nos estaría buscando por todo el mundo, o si nunca íbamos a volver.


Capitulo 8



A la mañana siguiente me desperté con el ruido de las personas afuera ya despiertas y trabajando. Abrí los ojos y fui al espejo a verme mi espalda. Por sorprendente que fuera ya no tenía ni una marca de lo que me había pasado anoche. Tenía que ir a buscarlo hoy y darle las gracias y además pedirle perdón por vomitarle encima durante el viaje hacia aquí. Entre al baño y me lave la cara y me arregle mi cabello, estos días había estado más lindo que nunca, Talvez era por algo relacionado con este planeta. Me vestí con mi ropa normal y deje colgada la ropa que me había puesto anoche en la conversación con Gril. Presentía que seriamos buenos amigos. Salí de mi habitación a buscarlo pero me di cuenta que ese lugar era demasiado grande, estuve preguntándole a los ángeles que se veían menos ocupados donde estaba mi Jefe y me guiaban un poco. Después de 2 horas donde había recorrido miles de pasillos iguales lo encontré hablando con otros cinco chicos. Me le acerque con una sonrisa en mis labios pero cuando él se fijo en mi hizo cara de decepción y de vergüenza un poco. Sus amigos viendo que algo había llamado la atención a Gril se voltearon a verme y todos comenzaron a darse empujones y a reírse.

- ¡Eh! tu.- Me llamo uno de los chicos, esto ya no me estaba gustando.- ¿Tu pasaste la anterior noche con él?- Pregunto señalando a Gril y él lo único que hizo fue bajar la cabeza. Yo tenía cara de sorprendida total y negué con la cabeza.- Entonces... ¿Quieres pasar la noche conmigo?- Dijo riendo y de pronto todos los chicos se acercaron a mi rodeándome y riéndose entre ellos.

- Eh. Chicos no la molesten.- Dijo Gril pero el seguía sentado como si no se estuviera preocupando, yo me sentía asustada, como un ratón rodeado de gatos.

- Déjanos disfrutar, hermano.- Contestaron todos riéndose entre ellos. Además de asustada estaba molesta por la actitud de Gril. Quería irme corriendo de allí. De pronto ellos comenzaron a acercarse más a mí y yo muerta del pánico le rompí la nariz de un puñetazo al que estaba más cerca, el termino en el piso tocándose la nariz con desconcierto. Todos los demás se alejaron de mi unos pasos.

- ¿Qué te pasa loca?- Exclamo el que estaba en el piso. Con la mirada busque ayuda de Gril y él me sostuvo su mirada. Luego lanzo un suspiro.

- Bueno chicos, serán mejor que se vallan.- Dijo Gril y volvió a lo que estaba haciendo. Yo enfurecida tenía ganas de gritarle, de romperle la cara por no detener a sus amigos borrachos y pensé. ¿Por qué no hacerlo? yo soy su princesa ¿no? y entonces me deje llevar por mis emociones. Camine despacio hacia Gril y me incline un poco para llamarle la atención.

- Gril, ¿estás muy ocupado?- Pregunte con calma y lo único que recibí de él fue un movimiento de hombros.- ¿sí? Que lastima, deberías descansar, sobre todo por todas las cosas que has dicho hoy, seguro te duele la mandíbula. Pero tranquilo que yo te anestesio.- Luego con una fuerza sobrenatural que nunca había sabido que tenia lo levante del cuello de su camisa y le mande un puño en toda su mandíbula. El grito fuerte del dolor y yo lo deje en el piso. Gril comenzó a escupir y lo único que salía por su boca era sangre, yo le había descuadrado su quijada. Con fuerza en mis pasos y la mirada en alto salí de allí hacia mi habitación donde me recosté en mi cama esperando a que pasaran las horas. Yo no pensaba volver a ver esta noche a Gril. Además ¿qué le estaba pasando? Unas horas antes me estaba hablando como todo un caballero y ahora solo se comportaba como un baboso. De la rabia me dieron ganas de llorar pero antes de que se me escurriera mi primera lagrima llamaron a la puerta, seguro que no era Gril porque el debería estar con algún medico o algo parecido. Abrí la puerta y me encontré con la sonrisa radiante de Laura. La deje entrar y cerré la puerta detrás de ella.

- Cata, no puedo creer lo que paso ayer. Fue increíble. Nunca pensé que tú serias enorme.

- ¿Tu sabías que los gigantes son herederos al trono?- Dije con tristeza por completo.

- Pues si me lo había dicho un ángel que me encontré el primer día. Como nadie más se había despertado aun yo no tenía nada que hacer, entonces me puse a platicar con él.

- Genial.- Dije recostándome boca abajo sobre mi cama. En ese momento descubrí lo que me pasaba. Me sentía herida por lo que me había hecho Gril hoy. Simplemente no lo podía sacar de mi mente.

- Me pregunto que nos dirán hoy en el entrenamiento.- Dijo entusiasmada.

- No sé ni me importa Laura, yo no voy a ir. No preguntes porque.- Dije yo con enfado.

- Pero... Yo no voy sin ti, ¿qué te parece si me quedo contigo?- Pregunto Laura con cautela y antes de responder pensé que no sería una mala idea.

- Claro, tengo una idea. Hagamos una pijamada esta noche e invitamos a Elena para que no se quede sola en esa sala.- Laura casi muerta del entusiasmo salió corriendo a llamar a Elena y a traer alguna de sus cosas. Por lo menos me alegraba hacer feliz a alguien.

Cuando llegaron las dos acomodaron sus cosas en mi habitación y nos pasamos la noche contando buenos momentos que habíamos pasado en la Tierra hasta que tocamos el tema de Gril.

-... Después de lo que nos dijo el Jefe supe que me hiba a pasar algo genial.- Terminaba de decir Elena.- Catalina, además me he dado cuenta de que el Jefe se está fijando en ti, siempre te habla más que a nosotras.

- Supongo porque soy para él un problema.-Dije recordando la cara de Gril deseando que yo me alejara.

- Claro que no. Yo también lo he notado y no es por eso.- Exclamo Laura con una sonrisa en los labios.

- La verdad es que no me interesa chicas. Gril... digo, el Jefe me cae bastante mal. Y si de verdad siente algo por mi pues que siga chorreando baba.- Dije deseando terminar con esa conversación.

Cuando el reloj apunto las siete de la noche nos dimos cuenta que los ángeles empezaban a buscarnos, entonces apague todas las luces, acomode el cuarto para que se viera como si nadie hubiera entrado y las tres nos acostamos debajo de la cama. Allí nos quedamos dormidas y yo soñé con los chicos que me habían rodeado hoy solo que esta vez tenia la mirada de Gril clavada en mi rostro, se veía tan serio que resultaba horrible, después de un momento a otro sus fracciones habían comenzado a cambiar a un poco mas jóvenes y sus hermosos ojos grises se tornaban a cafés.