sábado, 28 de agosto de 2010

Los cinco elementos. (Entrega numero 16 segunda parte.)

Capitulo 32

Parecía que mi forma de ser hiba mejorando conforme a los días que pasaba nuevamente junto a Gril, llegue a un punto en que una parte de mi consciente aprendió a dejar de comparar a los dos amores de mi vida en todo y aprendí a dejar de preocuparme por la situación tan grave en la que estaba, mi destino se hallaba en este momento a la decisión de una cuerda floja. Me pasaba toda la mañana con Laura, volviendo a reconciliar la amistad tan bonita que teníamos, me pasaba un poco de la tarde con Elena, descubrí que le gusta que le pregunten sobre su música y sobre libros antiguos, y me pasaba toda la noche con Grisel, algunas veces hablábamos de nuestros problemas, de lo mucho que nos queríamos y algunas veces no hablábamos. Gril era mi cura temporal para la grieta que tenía mi corazón por estar tan alejada de Alejandro, claro que cada día que pasaba me hiba concentrando mas y mas en Grisel, hasta que un día fue como si se me borrara de mi mente lo que tenía con mi precioso Ald. Lo lamento, en verdad siempre he sido muy fácil y nunca lo he podido creer. Una noche que venía del entrenamiento con armas entre a mi cuarto y descubrí de nuevo a Gril esperándome, esta vez tenia puesta una camisa blanca y unos jeans que lo hacían ver demasiado bien.

- Hola, ¿Desde cuándo me esperas en mi propio cuarto?- Pregunte yo sentándome a su lado. El volteo a mirarme con sus ojos que tanto me llenaba y paso su mano musculosa debajo de mi cabeza para abrazarme.

- Desde que entendí que en cualquier momento te puedes ir de mi vida para siempre.- Esto me lleno de lagrimas los ojos, ¡Cuánto estaba sufriendo Grisel por mi culpa! Entendí que mis decisiones no solo me estaban afectando a mi si no que o los que estaban a mí alrededor, que estúpida he sido. Le cogí su barbilla con mi mano derecha obligando a que me mirara otra vez a los ojos y descubrí una pequeñísima lagrima corriendo por su mejilla, me acerque mucho mas a él y nos besamos con toda la ternura colectada del universo, fue un beso lento y luego apasional, en un momento no pude evitar pensar en Alejandro pero no me importo, este momento era solo de Grisel y yo. Me estrecho demasiado hacia él y con su mano derecha me acariciaba el cabello que me había crecido hartísimo.- Por favor, no me vuelvas a hacer esto, yo estaría mucho mejor si me dijeras cuando te vas y porque, me sentiría mejor si supiese que estas feliz en otro lugar o… c. con alguien más.- Me sorprendió lo que estaba diciendo y mis lagrimas escurrieron por mis mejillas.

- ¿Cómo puedes decir eso amor mío? Ya te dije una vez que no te dejaría por nada en el mundo. Eres mi razón de existir y la fuerza que me ayuda a levantarme.

- Por favor no te vayas de aquí, no sé qué hacer, sin ti no puedo vivir.- Nos entrelazamos y quedamos perfectamente unidos, lo amaba y nada podría cambiar lo que sentí por él. Ojala esto lo supiera todo el mundo y lo entendiera.



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La alarma de la base nos despertó a los dos, solo hace unas pocas horas nos habíamos dormido, yo no sabía que estaba pasando y todo me parecía muy confuso por la sencilla razón de que me habían despertado y yo odiaba que me hicieran eso porque parecía drogada. Lo único que veía eran luces rojas que se encendían y apagaban por todo el lugar.

- Catalina, despierta tenemos que ir.- Dijo Grisel alarmado mientras que buscaba su ropa y se vestía, en cambio yo no podía reaccionar. El se dio cuenta de eso y empezó a ponerme el mi ropa, también me recogió el cabello en una coleta y me ayudo a levantarme, ¿Qué estaba pasando? ¡Quiero estar en mi cama ahora mismo! Grisel me llevo por los pasillos mientras que yo iba encontrando de nuevo mi consiente y comenzaba a despertarme en su totalidad. Cuando llegamos al centro de la base todos los ángeles que estaban allí se encontraban preparándose para algo que claramente no sabía que era. Grisel se convirtió en ángel y yo también hice lo mismo, yo solo hacia todo lo que él hacía. El corrió hasta el final del lugar y se encontró con el ángel que sabía todo sobre mi infidelidad, no podía creerlo, ¿Qué tal que el le dijera todo a Grisel? Para asegurarme me coloque a su lado.

- ¿Qué rayos está pasando?- Pregunto Grisel en voz alta para que le pudiera oír.

- Todos los espectros se han reunido, completamente todos los grupos y sabemos donde están, es imposible que desaprovechemos una oportunidad tan grande.- Se volteo a mirar me y me sonrió con malicia.- Princesa, tu también tendrás que venir con nosotros, alístate.- El se fue corriendo y Gril y yo nos quedamos en shock, estaba súper asustada y aunque no veía casi nada sentí como mi amor me miraba y como las lagrimas no dejaban de escurrirme por el rostro. Nos dimos un enorme abrazo y lloramos, sabíamos que de pronto no podríamos volvernos a ver nunca más. Y aunque Grisel sabía todo eso había algo que él no sabía, que solo sabíamos los que habíamos leído la carta de Ald: La profecía ya escrita.