viernes, 30 de julio de 2010

Los cinco elementos. Segunda entrega!!

Capitulo 3


Esa noche no pude dormir, eran como las 7 de la noche y yo seguía escuchando las palabras de ese hombre en mi cabeza, como si fueran un eco de mis terrores más profundos. Cuando llegue del colegio decidí acostarme temprano, no sabía que podría suceder esta noche, de pronto se me hiba a aparecer ese señor en mi cuarto pidiéndome que me fuera con él. La verdad es que estaba muy paranoica.

De pronto en mi silencio total comenzó a sonar mi teléfono móvil, del susto comencé a chillar, solo me imaginaba contestando y escuchando una voz acariciadora que me decía: Buenas noches princesa...

Estaba prácticamente muerta del miedo pero decidí contestar.

- ¿Hola? - Pregunte alarmada, no sabía qué hacer si era él.

- ¿Catalina? Soy yo Laura.

- ¡Lau! me diste un susto de muerte. No sabes por lo que estoy pasando, mis padres se fueron a una reunión justo la noche en que un señor me dijo que nos hiba a pasar algo horrible.- Exclame calmándome un poco.

- Créeme que yo estoy igual Cata. Tengo mucho miedo, no puedo dormir. - De pronto escuche como Laura comenzaba a llorar por la otra línea.

- No te preocupes Lau. Todo saldrá bien, me pregunto si Elena estará igual que nosotras.- En ese momento odie al maldito que nos estaba haciendo pasar por todo esto.- Intenta concentrarte en los exámenes finales, lee lo que nos mando el profesor de literatura y seguro que te entra el sueño.- Dije bromeando y las dos nos reímos a carcajadas.

- Talvez tengas razón y no sea nada Cata, muchas gracias. Qué te parece si nos vemos mañana.

- ¡Claro! Me encantaría. Ya verás que cuando nos veamos mañana nos vamos a reír de todo esto e iremos a las autoridades a reportar un alarmista nuevo en la ciudad.- De pronto lo único que escuche fue a Laura colgando, que raro, ella siempre se despedía de mi antes de colgar el teléfono.

Mire la ventana de mi habitación y luego el poster que tenia de mi grupo favorito de música (Paramore) y de pronto sentí como una picazón en mi espalda, no le puse mucho cuidado y lo deje pasar pero luego se hizo mas intensa, hasta el punto en que sentí como si me estuvieran partiendo la espalda con mil ladrillos, peor, como si me estuvieran desgarrando toda la carne. Lance un grito de muerte y cuando pude pararme fui al baño a mirarme al espejo, tenía aspecto de quien lo estaban devorando y vi como me transformaba en una cosa espeluznante, primero mi piel se fue tornando tan blanca como la del misterioso hombre y luego de un momento a otro me dolió toda la cara, baje la mirada del sufrimiento y cuando volví a mirarme al espejo ya era totalmente diferente, mis ojos eran enormes, tanto que sentía que eran lo único que tenía en la cara, pero luego me fije en mis labios hinchados al límite y de un todo morado, como si los tuviera totalmente quemados. Comencé a llorar, ¿que le habría pasado a mi hermoso cabello castaño y crespo? ahora solo era un cabello desgastado y liso, parecía como si se me fuera a caer de lo quemado que estaba.

Cuando por fin paso el dolor, lo único que hice fue mirarme al espejo de cuerpo entero que tenía en mi cuarto, fue la escena mas horrible que había visto jamás, mis piernas habían sido cambiadas por algo que parecía una babosa enorme y azul, y mis hermosas manos habían sido cambiadas por dos pinzas cubiertas de piel. Yo había crecido tanto que calcule más o menos que era de 2.30 metros. Y por ultimo de mi espalda salían dos enormes alas blancas que se veían tan sucias que no sabía si eran negras o simplemente amarillas.

De lo asustada que estaba lo único que hice fue mirarme al espejo. Luego cuando sentí que mis energías se agotaban voltee mirando el reloj, era casi media noche. Y calcule, será que me convertiré en esto todas las noches a las 9:00pm? O peor, ¿será que nunca más cambiare de forma, como era antes? Desconsolada llore como nunca antes lo había hecho y después de unas horas me quede dormida en el piso de mi habitación.



Capitulo 4



Esa mañana era soleada, sentía como el sol bañaba todo mi ser y a lo lejos escuchaba a mi madre cantando mientras hacia el desayuno. Que delicia, olía a waffles recién hechos. De pronto abrí los ojos, me sentí muy bien hasta que note que había dormido en el piso y de golpe aparecieron en mi mente todos los recuerdos de lo sucedido la noche anterior y lance un grito de horror que destrozo toda la mañana, salí de mi cuarto corriendo hacia el baño mientras que escuchaba las voces de mis padres llamando por mi nombre y sus pasos corriendo hacia donde yo estaba. Cuando me vi en el espejo alarmada note que volvía a ser yo misma. Mi piel tenía el mismo tono natural y mis ojos azules estaban intactos como siempre, lo único que me asusto fue mi pelo todo enredado, parecía como si tuviera un afro de los 60's, me reí de mi misma. Me fije en mi espalda y en mis piernas, lo único que tenia eran morados por dormir en el suelo.

- ¡Cariño! Que te paso, ¿estás bien?- Dijo mi padre estrechándome contra su cuerpo y dándome besos por toda la cabeza. Luego mi madre entro desesperada e hizo lo mismo.

- ¡Catalina! ¿Qué paso? ¿Alguien te ha hecho daño?- En ese momento me di cuenta de lo alarmados que los había puesto.

- Lo lamento. Estoy bien, solo es que tuve una pesadilla.- Una horrible pesadilla, pensé. Luego recordé que el hombre había dicho que nos hiba a esperar toda la mañana en el parque central. Tenía que llegar allí en cuanto pudiera.
Me vestí con lo primero que vi en mi armario, desayune una tostada y luego salí corriendo hacia al parque con la escusa de que me hiba a ver con Laura, aunque era verdad.

Cuando llegue al parque central me ubique en todo el centro para encontrarlos y vi el inconfundible pelo rojizo de Laura. Me fui acercando y descubrí que no estaba sola sino que al frente de ella estaba sentado el señor del otro día y a su lado se hallaba Elena. Cuando el hombre misterioso se fijo en que yo había llegado me saludo con la mano e hizo un movimiento con sus dedos para que me acercara.

- Muy bien. Ahora que están todas...

- ¡Que nos paso anoche! - Le grite interrumpiéndolo.

- Catalina, por favor cálmate un poco que no estamos en una guerra, bueno, no en una definitiva.- Mostro una sonrisa traviesa que me hacia poner a mil por hora pero lo único que hizo fue enfurecerme mucho más de lo que ya estaba.- Ustedes quiéranlo o no tendrán que venir conmigo, como lo habrán notado anoche esto no es algo opcional.- Gire para ver a las chicas y todas asentimos, igual, era verdad que no teníamos opción y yo quería conocer respuestas. Cuando el hombre se fijo en que todas estábamos dispuestas a colaborar con lo que tenía que hacer se mostro más serio de lo que nunca había visto en el.- Muy bien, entonces agarren mis brazos, se sentirás un poco enfermas.- De pronto cuando todas estábamos agarradas a su brazo el comenzó a pronunciar unas palabras totalmente desconocidas para mi, intente descifrar que idioma era pero caí en cuenta que mis intentos iban a ser en vanos. Cuando el comenzó a disminuir su voz sentí como si el viento creara un remolino al rededor nuestro y de pronto entraba en nosotros, al principio como algo puro, hermoso, pero luego comenzó a aprisionarme el estomago. Me sentí con muchas nauseas y de pronto todo lo que veía del parque comenzaba a difundirse hasta que todo se volvió negro y caí desmayada.

jueves, 29 de julio de 2010

Los cinco elementos.

Capitulo 1


Tras una larga temporada sin saber nada de mi mejor amiga, me estaba vistiendo para el primer día de clase. Para no gastar mi ropa nueva traída de Paris decidí ponerme unos Jeans desgastados que tenia y obviamente mi camiseta de la buena suerte, es la que más me gustaba pues era totalmente negra y con moños rojos. Me pregunto si las personas que conozco han cambiado de aspecto o simplemente siguen totalmente igual. Ojala Laura siga igual, después de que se obsesiono con los libros de Stephenie Meyer las dos nos volvimos mejores amigas porque teníamos de que hablar.

- ! Catalina ¡Es hora de desayunar, baja rápido o te va a dejar el bus¡.- Mi madre tenía toda la razón, pero si ella supiera que este día hiba ser el peor de mi vida, y si yo lo hubiera sabido me hubiera quedado en cama con mi familia. Pero nunca tuve opción de elegir mi destino, simplemente entre al bus que me llevaba al colegio y me reencontré con mi mejor amiga Laura.

Nos pasamos toda la mañana espiando a los chicos nuevos del colegio hasta que comenzó la clase de literatura, Laura y yo nos sentamos juntas como siempre e hicimos silencio cuando llego el profesor. Yo estaba sumergida en mis anotaciones cuando de pronto Laura me llamo la atención y me señalo el lado sur del salón, cuando yo voltee la mirada me encontré con los ojos más hermosos que había visto en mi vida y lo peor fue que unos segundos después ese chico nuevo y yo caímos en cuenta de que nos estábamos mirando con algo parecido a locura, de inmediato gire mi cabeza avergonzada hacia adelante de la clase y sentí como la sangre se me venía a la cabeza. -[¡Por Dios! ese chico sí que es apuesto. Tengo que hablarle a final de clase.]- No me dejaba de decir eso en la cabeza.

Cuando por fin la clase termino y recogí todos mis libros de mi escritorio fui decidida hacia el pupitre de ese chico nuevo pero la voz del profesor me freno por completo.

- ¡Catalina! ven que tengo que hablar contigo. -Me voltee alarmada y puse ojos suplicantes.

- Pero...

- ¡Ahora! - Yo sabía que cuando el gritaba de esa manera era por un asunto importante, entonces mire una vez mas al chico nuevo pero él estaba ya saliendo del lugar. Con un suspiro de frustración fui en dirección al profesor y él me mando a la oficina del director. No pregunte porque pero las dudas asaltaban mi mente, el primer día de clases y ya estoy metida en un problema, mi madre no me lo perdonara.


Capitulo 2


Nos encontrábamos enfrente de el escritorio del director, el tenia en sus manos una hoja que explicaba porque me encontraba en aquel despacho, note que le murmuraba algo a su asistente sobre llamar a mi madre y después de hacerme un gesto de despedida se retiraba a la biblioteca supongo.

Nos quedamos solas en ese lugar, de no ser por las otras chicas; Laura y Elena, que estaban allí el miedo que sentí en ese momento me hubiera hecho desmallar, repentinamente las luces se apagaron y una sensación de vacío y soledad me invadió. De entre la oscuridad surgió la figura de un chico, tan pálido que si las luces hubiera estado encendidas se hubiera confundido con el color de la pared, sus grandes ojos grises me hicieron caer en un estado de trance, era alto y musculoso, su cabello sedoso negro tenia idiotizada a la pobre Laura, quien yo estaba segura pensaba que este misterioso chico era más guapo que el mismo doctor Cullen de la novela de Stephenie Meyer

- Llevaba un largo tiempo sin verlas mis dulces niñas -Dijo eso y se acerco tanto a mí que sentí su aliento frente de mi rostro- sobre todo a ti princesa. - De pronto su mirada se detuvo en mis ojos y detecte dulzura en sus pupilas pero no cambie mi cara de aburrida, simplemente no sabía cómo reaccionar, si lo hacía de la manera incorrecta se burlarían de mi el resto del año escolar.

- Dinos ya lo que buscas de nosotras, no tenemos todo el tiempo del mundo.- Hable por todas, comenzábamos a impacientarnos yo y la emo de la clase Elena.

- Au contraire mi pequeñas criaturas, nosotros tenemos la eternidad.- En ese momento el sonrió y me pareció el hombre más perfecto que había visto jamás, me pregunte si había sido imaginaciones mías pero cuando voltee disimuladamente a ver a mis compañeras ellas tenían una cara de profunda adoración.- Les contare una historia como si aun estuviéramos en el jardín de niños, así que, cierren sus ojitos y siéntanse cómodas.- comenzó a reír de una forma electrizante.- Escúchenme bien: Hace milenios cuando la Tierra estaba apenas poblada, otro mundo se encontraba en una guerra que definiría el paso del tiempo. Solo era un mundo de opuestos donde el lado norte era tierra de ángeles y el lado sur de seres malvados pero al fin y al cabo las dos razas eran demonios.

- Y eso que tiene que ver con nosotras, deja de fastidiar con tus cuentos de fantasía. - me voltee al lugar de donde procedía la voz y me sorprendió que había sido Elena, nunca en mis años escolares la había escuchado hablar.

- Primero: No son fantasías, esto es mucho más real de lo que sus pequeños cerebros creen. Y segundo, ustedes tienen que ver por completo en esta historia.- Lanzo una mirada seria hacia Elena tan fuerte que la hizo retroceder un paso.- Como decía: Un día un ermitaño llamado Hipólito confundió a la raza del sur y les hizo creer que tenían que destruir a los del norte, entonces armaron batalla pero no vencieron. Fueron expulsados de ese mundo por los ángeles y los enviaros a la Tierra, con ellos enviaron los guerreros más fuertes de los clanes del norte para asegurarse de que ellos no tomaran control de esta tierra.- La última parte de la historia la conto con una sonrisa en su cara.

- Y... ¿ese es el final?- Pregunte interesada, aunque aun tenía miedo de ese señor y me sentía aturdida tenía que aceptar que su historia era muy interesante. De algún modo me hacía sentir como en casa.

- El final es que el hermano de Hipólito, Grisel, lo encerró en una caja mágica donde hiba a vivir el resto de sus días en la completa oscuridad. Te interesa, ¿no princesa?- Me dijo sonriendo.

- ! Deja de decirme princesa ¡aprovechado, le diré a las autoridades cuando tenga oportunidad de salir de esta sala. - Exclame molesta, no pude creer todo lo que ese maniático estaba diciendo.- Vámonos chicas.- Estábamos saliendo cuando una ráfaga de aire cerró la puerta con seguro, asustada lance una exclamación de horror y mire a el hombre que nos estaba hablando.

- Por lo menos déjenme terminar.- Dijo con una sonrisa aun más grande que la anterior y Laura disimuladamente comenzó a llorar de todo el terror que tenia. Al oído le prometí que la hiba a sacar de allí sana y salva. - Lo quieran o no, esta noche cuando el reloj marque las 9 en punto ustedes se convertirán en lo que no me creen, pues tienen esa sangre en sus venas. Pero tranquilas les dará una segunda oportunidad, como mañana es sábado las estaré esperando a las tres toda las mañana en el parque central. Mucha suerte.- La última mirada que dirigió fue hacia donde yo me encontraba y de un momento a otro desapareció de el cuarto y la puerta se abrió. Nos quedamos paralizadas del terror hasta que sonó el timbre y fui corriendo a consolar a Laura y mostré una mirada de incertidumbre a Elena y lo único que recibí de ella fue una mirada vacía, dio media vuelta y se fue caminando como siempre por los pasillos más vacios.